diumenge, 17 d’agost del 2008

Alter, Ipse

Se asoma el sol, temeroso. Está siendo coronado. Espina de pecado. Se la entierran en la sien y le brota sangre a borbotones de las heridas. Y calla. Ya hemos hablado suficiente ... y no nos basta. ¡Óyelo! Nos busca en el silencio, en lo callado, en lo íntimo, en lo guardado. No apures el ruido que aumenta su hemorragia, su cansancio. En lo quieto te ha estado esperando.

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Hincado, tendido, sangrante, abatido. De mil formas te he redimido. ¿Acaso no lo has visto? Mi carne escuece abierta ante los ojos de la gente. Es el flagelo. ¿Es que no sabes cuánto te anhelo? Mi sangre, vertida en el suelo, se escapa entre las paredes del templo. Son los ciegos, son los sordos con su ejemplo. Te he buscado entre la muchedumbre, que no te asuste si te apunto con el dedo. Te quiero para mí. ¡Cuánto te he esperado, cuánto te espero!

dimarts, 1 de juliol del 2008

Principio de incertidumbre

Primero te vi y me viste.
Luego no nos hablamos y después seguimos sin hablarnos.
Al cabo de un tiempo te volví a ver y nos encontramos.
Nos volvimos a distanciar; lo fui olvidando.
Durante mi calor nos fuimos alimentando de palabras,
cayeron las hojas marrones del ocaso
y seguimos sin vernos, todo hablado, todo entredicho, nada claro.
Me seguí desilusionando.
Preparaste la partida de casa, yo preparaba tu cuarto:
lo limpiaba con delicadeza, con sumo cuidado.
Me fuiste a buscar a la universidad ... ¡qué espectáculo!
Adornaste mis orejas con mar, en un mirador mis ojos de llanto, sonrisas, esperanzas ...
y luego el despacho, donde parten amantes que se despiden cansados.
Seguía anhelando tu sonrisa, tus ojos castaños,
ver tu pelo de nuevo, sentirte entre mis brazos.
Los segundos pasaron a minutos,
los minutos a horas,
las horas a días,
los días a meses
y aún te seguía extrañando.
Cansada llegué al aeropuerto, de maletas el lomo cargado.
No hubo brazos ni besos apasionados, el mismo encuentro infantil de antaño.
A mitad de año en un restaurante, de punta en blanco, nariz roja ... feliz a tu lado.
Me tuve que ir, volví a mi casa añorando.
Dejamos de vernos todos los días,
los días dejaron paso al descanso
y del descanso al olvido hay un paso.
Me fui siendo certera y me convertí en pasado, idea, algo extraño.
Esa luz etérea que si no se mira, se pasa de largo.
Mis días moribundos, mis noches ahogadas de llanto.
Pasaron los días y los ojos me quedaron cansados.
Llamaste a mi puerta y la hiciste añicos de un tajo.
Quedó el Ebro escondido entre las fotos que no he reclamado.
No sé de tus luces, no sé de tus sombras.
¿Te volveré a ver, hombre de parentesco extraño?

diumenge, 1 de juny del 2008

¿Miente el titiritero?


¿Miente, miente el titiritero?
¿Hace promesas, las arroja al cielo,
para que niños como tú y como yo
las cojamos al vuelo?

Dice que siembra …
¿Qué recogerá luego?
¿Sombra de mostaza?
¿Frutas de celo?

Dice que viene … yo aún le espero
¿Será que ha perdido el sendero?
¿Se pierde, dime, el titiritero?
¿O es que yo sola me pierdo?

Me dijo que fuese a sus brazos eternos,
que el fuego no se agota en su cuerpo
que su regazo es fértil, es fierro
¿Te sigo teniendo, titiritero?

¿Dices te quiero y te escapas corriendo?
¿Te quedas en las horas de más frío invierno?
¿Acaso me arropas en noches de duelo?
Dime … ¿mientes, titiritero?