dimecres, 17 d’octubre del 2007

Más cerca tuyo


Sólo nos separan 5 horas, 300 minutos, 18.000 segundos ...

así de cerca estoy de tí.

Qué ganas de calcular juntos

los años, los meses, los días, las horas, los minutos

y los segundos que nos quedan por pasar la eternidad uno al lado del otro.

Qué ganas de ir al compás del secundero de tu reloj,

de ir al mismo ritmo, que me pegue el mismo sol que te quema,

que me aliente la misma brisa que te alienta,

besar las calles que caminas y desnudas a tu paso.

Qué ganas de ver florecer los corazones que tocas

y sentir el manto de primavera que extiendes cada día en el mío.

Me muero por proteger esa boca que invoca al Rey de Reyes en el Santísimo Sacramento

y lo adora con ese corazón que tanto deseo enrojecer.

Deseo sentir la maravilla de tu masa gris en tus palabras

y en las mias cuando las callas con esa mirada,

¡Dios!, esa mirada que tanto ansío escuchar en mis latidos,

acelerados, bizarros, esos latidos que nunca conocí, esos latidos extraños.

Tendré que conformarme con la presencia de tu imagen en todos los espejos que veo,

en todas las caras que transito,

en todas las bocas que rechazo,

en cada zapato raído que taconea recuerdos de antaño.

Si supieras la cantidad de veces que te he suspirado!

contarlas sería un engaño, son miles, ¿te lo he contado?

¡Que esperen los pescados en el mar y los peces en el plato!

Hoy, ni neptuno ni su oleaje, ni siquiera su enorme Atlántico, podrá separarnos.

Te espero como siempre, con la flor que más te gusta en mis manos,

roja como nuestras sonrisas y sus aledaños,

pómulos de ron tequila dorado,

con una pizca de limón y sal,

así tan agrios.

También agrios.

No todas las bocas serán dulces,

ni de pétalos serán los caminos,

menos lo serán los atajos.

Pero es que aún así quiero emborracharme de tu bebida,

agria y dulce, algo foráneo ... algo de lo que somos ignorantes

y también doctos. Qué raro!

Siempre preferí el sendero corto, pero es que a tu lado ...

lo quiero eterno! aunque duela, aunque haga daño.

Aunque tenga que caminar de rodillas hasta el mismisimo Calvario,

si es contigo, todo es mejor,

incluso el Gólgota se hace plano.

Y mejor arrodillados, ante el mismo Cristo, que es a lo que aspiramos;

arder en Su Gloria, para siempre en Su descanso.